A casi un año del asesinato de Aralí Vivas, la niña de 8 años de edad que murió en la localidad cordobesa de Brinkmann tras sufrir abuso y violencia extrema, la fiscalía cerró la investigación y solicitó la elevación de la causa a juicio.
Los acusados son la madre de la víctima, Rocío Milagros Rauch (28); su pareja, Ezequiel Matías Simeone (33), y un amigo de ambos, Cristian Hernán Varela (40). Enfrentan cargos por abuso sexual agravado por la edad de la víctima y por la participación de más de una persona, en concurso real con homicidio criminis causae. A Simeone además se lo imputa por estrago, ya que incendió la casa para intentar borrar evidencias.
El cuerpo de la niña fue hallado tras sofocar el incendio. La autopsia reveló que había sido abusada sexualmente con acceso carnal y asesinada por su padrastro con un golpe contundente en la cabeza. La falta de monóxido de carbono en los pulmones confirmó que ya estaba muerta cuando comenzó el fuego.
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Un infierno previo al crimen
Antes de su asesinato, Aralí había dado señales de la violencia que sufría. Jugaba al fútbol con su hermano de 9 años de edad y, según relataron madres de otros niños, cuando debía volver a su casa se orinaba del miedo.
Los hermanos habían vivido un tiempo con su padre y luego con un tío, pero regresaron con su madre debido a episodios de violencia en la otra vivienda. Rauch y Simeone, que tenían tres hijos en común —el menor de apenas meses al momento del crimen—, habían perdido la tenencia por denuncias de maltrato. Sin embargo, las autoridades los reintegraron tras considerar que estaban dadas las condiciones para la convivencia familiar.
Rauch, además, había sido derivada a la Red de Adicciones Córdoba por consumo de alcohol y drogas. Vecinos habían denunciado antes del crimen que la mujer se encontraba prácticamente inconsciente mientras su beba, de apenas diez meses, jugaba con combustible cerca de una salamandra.
El día del asesinato
De acuerdo con el relato de uno de los hermanitos, aquel día el padre los invitó a la plaza y él subió a buscar a Aralí: “Estaba dormida, la tapé y bajé”, contó sin saber que su hermana ya había sido asesinada.
Bomberos hallaron el cuerpo de la niña boca abajo, en su cama y abrazada a una almohada. La habitación fue el único espacio de la casa que se incendió, lo que reforzó la hipótesis de que el fuego fue provocado para encubrir el crimen.
Las cámaras de seguridad confirmaron la presencia de Simeone y Varela en la casa durante la noche del crimen:
- 21:16: Varela llega en bicicleta.
- 00:01: Varela se retira.
- 00:09: regresa al domicilio.
- 00:11: Simeone abandona la vivienda.
- Minutos después, Varela vuelve a retirarse.
Próximos pasos judiciales
El fiscal de instrucción de Morteros, Francisco Paygés, firmó el cierre de la investigación. La causa será elevada a juicio en la Cámara del Crimen de San Francisco, que deberá fijar la fecha del debate oral.
Los tres acusados enfrentan la pena máxima prevista en el Código Penal argentino: prisión perpetua.
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Con Información de LN.-