El Vaticano ha informado oficialmente que el Papa Francisco ha sido diagnosticado con neumonía bilateral, una afección pulmonar grave que puede resultar especialmente riesgosa para una persona de más de 80 años de edad. Sin embargo, su evolución dependerá de su estado físico y de cómo responda al tratamiento. Mientras tanto, la Iglesia Católica ya está preparada para cualquier contingencia.
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Precedentes en la historia del papado
Uno de los casos más recordados de un pontífice fallecido por complicaciones de salud es el del Papa Juan Pablo II, quien, tras una larga enfermedad, terminó sucumbiendo, lo que llevó a la Iglesia a activar el protocolo correspondiente para la sucesión papal.
En la actualidad, tanto fieles católicos como personas de otras creencias se mantienen en oración por la salud del Papa Francisco. No obstante, el Vaticano ya habría iniciado los preparativos en caso de que ocurra lo inesperado.

¿Qué sucede si un Papa fallece en funciones?
Si un Pontífice muere mientras ejerce su cargo, se sigue un protocolo meticulosamente establecido:
- El Cardenal Camarlengo asume temporalmente la dirección de la Iglesia.
- Se notifica el fallecimiento al Colegio de Cardenales.
- El Colegio de Cardenales convoca un cónclave para elegir al sucesor.
- El cónclave se instala tras el novenario (nueve días de luto oficial).
- Solo los cardenales menores de 80 años pueden participar en las votaciones.
- Las votaciones se realizan hasta que un candidato alcance la mayoría requerida.
- El Cardenal Decano pregunta al elegido si acepta ser el nuevo Papa.
- Si acepta, se le consulta el nombre con el que asumirá el pontificado.
- Los cardenales rinden homenaje y juran obediencia al nuevo Pontífice.
- El Cardenal Protodiácono anuncia la elección desde el balcón de la Basílica de San Pedro.
- El nuevo Papa imparte la tradicional bendición Urbi et Orbi.
- Se viste con una de las tres sotanas blancas preparadas por el sastre oficial del Vaticano.
Durante el cónclave, el mundo sigue con atención la señal de la chimenea de la Capilla Sixtina. Mientras no haya consenso, el humo que emana es negro. En cambio, si se elige al nuevo Papa, se quema una mezcla especial de químicos con las papeletas utilizadas en la elección, generando el humo blanco que simboliza el anuncio oficial: «Habemus Papam».
Este sistema de sucesión ha estado en vigor desde el siglo XI, cuando se estableció el cónclave como método oficial de elección, dejando atrás el voto popular que se utilizaba en los primeros siglos del cristianismo.
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