La situación en Venezuela ha generado una profunda preocupación tanto en Argentina como en Brasil debido a la detención de Carlos Barraza, un empleado consular de la Embajada argentina en Caracas. Según una fuente diplomática, se desconoce su paradero, ya que podría estar en una cárcel de Caracas o en el Helicoide, lo que evidencia la falta de transparencia de Nicolás Maduro.
La crisis se agudizó cuando Maduro, en respuesta a las declaraciones del presidente argentino Javier Milei, rompió relaciones diplomáticas y ordenó la expulsión de todos los diplomáticos argentinos. En este contexto, Brasil asumió la representación de los intereses argentinos, como lo hizo en 1982 durante la guerra de Malvinas, extendiendo su protección a los refugiados políticos alojados en la residencia del embajador argentino.
La detención de Barraza, llevada a cabo por agentes del SEBIN bajo la excusa de investigar un supuesto robo de 90 mil dólares de la cuenta de la embajada, no cuenta con orden judicial ni representación legal, lo que constituye una violación grave a los derechos humanos. Barraza, quien llevaba más de 20 años trabajando en la embajada, fue arrestado de manera brutal, y desde entonces, su paradero es desconocido, aumentando la tensión diplomática en la región.
Este episodio refleja las profundas violaciones a los derechos humanos y la creciente represión en Venezuela, especialmente tras las últimas elecciones presidenciales, cuyo resultado ha sido rechazado por la comunidad internacional.