“Camaradas y amigos, nos reunimos para conmemorar el 80º aniversario de la victoria de China”, afirmó el presidente Xi Jinping al abrir este miércoles un acto en Pekín cargado de simbolismo político y militar.
En su discurso, Xi instó a la población a “recordar la historia” y honrar a los veteranos de la guerra contra Japón durante la Segunda Guerra Mundial. El mandatario agradeció a quienes realizaron “importantes contribuciones” a la resistencia china, en un evento que buscó resaltar la unidad nacional y la proyección internacional del gigante asiático.
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Putin, Kim y Xi: un encuentro inédito
La conmemoración estuvo marcada por la inédita aparición conjunta de Xi Jinping con el presidente ruso, Vladimir Putin, y el líder norcoreano, Kim Jong-un. Los tres caminaron juntos por la alfombra roja hacia la tribuna de la Puerta de la Paz Celestial, acompañados por más de 20 jefes de Estado y de gobierno, entre ellos Miguel Díaz-Canel (Cuba), Alexander Lukashenko (Bielorrusia) y Min Aung Hlaing (Myanmar).
Para Kim Jong-un, fue su primera participación en un evento multinacional desde 2011. Llegó a Pekín en su tren blindado verde, acompañado por su hija Kim Ju-ae, señalada por los servicios de inteligencia surcoreanos como su posible heredera política. Durante el desfile se le vio conversando con Xi, Putin y otros mandatarios, en un gesto que lo situó al mismo nivel protocolar de los líderes de China y Rusia.
Según la analista Nina Jrushcheva, bisnieta de Nikita Jrushchov, Putin aprovechó la ocasión para cerrar acuerdos sobre petróleo con China, lo que consideró “una victoria” frente al aislamiento de Occidente por la guerra en Ucrania. “Ya no es visto como un paria por Pekín”, añadió.

Mensajes a Occidente
Analistas interpretan la ceremonia como un mensaje directo a Estados Unidos y sus aliados. James Landale, corresponsal diplomático de la BBC, señaló que Xi busca posicionar a China como el centro de un nuevo orden mundial, donde el poder económico y militar pese más que la defensa de los derechos humanos o la integridad territorial.
Desde Washington, el presidente Donald Trump reaccionó con ironía en su plataforma Truth Social: “Por favor, transmitan mis más cálidos saludos a Vladimir Putin y a Kim Jong-un, mientras conspiran contra los Estados Unidos de América”. También reclamó que se reconociera “la enorme cantidad de apoyo y sangre” que, según él, aportó Estados Unidos a China durante la Segunda Guerra Mundial.

Poderío militar en exhibición
El desfile, el primero en seis años, mostró la modernización del Ejército Popular de Liberación. Entre las armas exhibidas estuvieron misiles de corto y medio alcance, drones furtivos, el misil antibuque YJ-21, el JL-3 lanzado desde submarinos y el DF-5C, una nueva variante balística intercontinental capaz de portar hasta 12 ojivas nucleares.
También destacaron innovaciones tecnológicas como sistemas antienjambre, interceptores HQ-29, vehículos submarinos no tripulados y robots de aspecto canino. Entre los más comentados figuró el Dongfeng-26D, conocido como “asesino de Guam” por su capacidad de atacar bases estadounidenses en el Pacífico.
Expertos señalan que el arsenal desplegado refleja la acelerada modernización militar de China, que ya compite en varios ámbitos con Estados Unidos.

Una ciudad bajo estricto control
Pekín vivió un fuerte operativo de seguridad. Calles bloqueadas, miles de policías y soldados desplegados, controles similares a los de un aeropuerto y la prohibición de drones reforzaron la vigilancia, en un contexto de malestar social juvenil y con el recuerdo de la pancarta crítica contra Xi en 2022 aún presente.
En la plaza de Tiananmén, la celebración incluyó 80 disparos de artillería, el izamiento de la bandera nacional, un coro interpretando himnos patrióticos y un desfile aéreo seguido con entusiasmo desde puentes y avenidas. El acto culminó con la suelta de 80.000 palomas y miles de globos mientras sonaba “Oda a la Patria”.

El trasfondo geopolítico
La conmemoración de los 80 años de la victoria contra Japón no solo sirvió para rendir homenaje a los veteranos, sino también para proyectar la imagen de un país fuerte, cohesionado y en ascenso en el escenario internacional. Con Putin y Kim a su lado, Xi Jinping buscó reafirmar que China no está aislada, sino que se presenta como un eje alternativo frente a Occidente en un mundo marcado por nuevas tensiones.
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Con Información de BBC.-