Robert Prevost, el flamante Papa León XIV, es el primer pontífice nacido en Estados Unidos. Además de tener nacionalidad peruana —país donde vivió casi 40 años—, es el primer Papa proveniente de la Orden de San Agustín, a la que pertenece desde 1977 y que tiene presencia en Argentina, donde Prevost estuvo cuando era obispo y superior de la orden.
Por eso, desde la tarde del jueves y durante la mañana del viernes, la parroquia San Agustín de la avenida Las Heras, en Recoleta —epicentro de la comunidad agustiniana en Buenos Aires— recibió a fieles y religiosos que celebraron con asombro y alegría la noticia.
La parroquia, ubicada en Las Heras 2650, fue escenario de una concurrida misa tras la elección del nuevo pontífice. Su piedra fundamental se colocó el 12 de octubre de 1907 y fue inaugurada, junto al colegio anexo, en 1910. Allí se asentaron los primeros sacerdotes agustinianos llegados al país a comienzos del siglo XX, aunque la orden ya tenía presencia en América desde hacía cinco siglos.
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Prevost visitó el templo de Recoleta en 2004 y 2013 como obispo, y en una ocasión incluso compartió misa con Jorge Bergoglio.
Poco a poco, los fieles llenaban los bancos de la parroquia que ahora sienten representada desde el Vaticano. Reunidos tras la elección del nuevo obispo de Roma, escucharon atentos el sermón del párroco Pablo Hernando Moreno.
“Fue una sorpresa. Sabíamos que no estaba entre los favoritos, como Pietro Parolín o Luis Antonio Tagle, pero también comentábamos que, si no salía un candidato en la segunda o tercera votación, quizá emergería alguien inesperado. Nos sorprendió mucho cuando se supo. Lo conocí y compartí muchos momentos con él. Por supuesto, nos emociona tener un Papa agustino”, expresó el padre Pablo.
Para él, Prevost no será un Papa disruptivo, sino que continuará la línea de su predecesor. “Los papas nunca rompen con el anterior. Ejercerá con otro temple, con otra energía, pero siguiendo el mismo llamado de Francisco. En principio se mostró con muceta roja, estola y cruz dorada, lo que sugiere un estilo distinto, pero también reconoce que lo iniciado por Francisco fue positivo y lo continuará”, opinó Moreno.

Agregó que Prevost no era un superior autoritario, sino un líder que escuchaba y aconsejaba a las comunidades que visitaba, sin imponer cambios, en sintonía con la tradición agustiniana.
El padre José Domingo Galvis, de Colombia, también compartió su entusiasmo con Clarín: “Recibí la noticia con mucha alegría. Siempre guardaba la esperanza de que pudiera salir elegido un papa agustino. No era de los más mencionados, pero algunos diarios argentinos lo destacaron en sus columnas”, relató.
Vecinos del barrio contaron que a las 13.10 del viernes los sorprendió el repique de campanas del templo, que enseguida asociaron con la elección papal.
“El Cónclave actuó perfecto. Salió un agustino. Hace 30 años que vengo a esta parroquia y puedo decir con seguridad que los agustinos son maravillosos. Te ayudan a reconciliarte con Dios cuando uno está enojado con la Iglesia. Siento que el elegido evangelizará y será el Papa de todos: pobres, medianos y ricos”, comentó Diana, una de las fieles que se acercó a orar.
Cerca de ella, Luisa subía las escaleras del templo: “Cuando lo vi, me pareció un hombre bueno e inteligente. Ha celebrado misa acá en San Agustín. Estoy orgullosa porque pertenezco a esta parroquia, a esta familia”.
“Estaba viendo televisión y ya me había olvidado de que elegían Papa. La noticia me conmovió. Toda esa euforia en la plaza, la gente unida, fue hermoso”, dijo Susana, sentada en las últimas filas con su mascota.
La doctrina que inspira al nuevo Obispo de Roma fue trazada por San Agustín de Hipona, quien fusionó elementos de la teología cristiana y la filosofía clásica, colocando la fe como eje central de su pensamiento. Se autodefinía como “siervo de Cristo y siervo de los siervos de Cristo” y es considerado el filósofo y teólogo más influyente de la era cristiana. Su célebre frase, “Cree para que puedas entender y entiende para que puedas creer”, resume su búsqueda de la verdad sustentada en fe y razón. La Orden de San Agustín fue formalmente fundada en el siglo XIII y tiene como lema “una sola alma y un solo corazón dirigidos a Dios”.