El mundo recibió con conmoción la noticia del fallecimiento del Papa Francisco a los 88 años de edad. La atención mediática se centró de inmediato en el Vaticano, donde miles de fieles se unieron al luto colectivo para despedir al pontífice.
Uno de los detalles más recordados de su legado fue su imagen pública: austera pero elegante. Entre los elementos que destacaron en sus apariciones litúrgicas estuvieron los trajes religiosos que usó durante su papado, caracterizados por una sobria sofisticación. Detrás de muchos de esos diseños se encontraba Filippo Sorcinelli, un diseñador italiano que no solo aportó arte al vestuario papal, sino que también rompió esquemas dentro de una institución marcada por la tradición.
¿Quién es Filippo Sorcinelli?
Nacido en Italia en 1974, Sorcinelli mostró desde joven una profunda admiración por el arte sacro. Esta pasión lo llevó a fundar Atelier LAVS, un taller especializado en ornamentos litúrgicos donde se crean desde vestimentas hasta mobiliario para la Iglesia. Su vínculo con el Vaticano comenzó en 2008, cuando diseñó una vestidura para el Papa Benedicto XVI. Luego, continuó colaborando con el Papa Francisco, a quien vistió desde su primera misa en 2013 hasta su última aparición pública.
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El estilo de un pontífice austero
Sorcinelli diseñó más de 20 piezas litúrgicas para el Papa Francisco, entre ellas casullas y mitras. Su trabajo buscó resaltar la sencillez del pontífice sin renunciar al simbolismo y la belleza de la tradición religiosa. Cada diseño era una obra cargada de espiritualidad, confeccionada con materiales nobles y texturas livianas, en coherencia con la humildad que caracterizó al Papa.
Un artista multisensorial
Además de diseñador, Sorcinelli es músico, perfumista y fundador de UNUM Parfums, una casa de fragancias inspiradas en la Iglesia, el órgano y la liturgia. Sus creaciones buscan activar todos los sentidos, incorporando aromas como el incienso a sus diseños textiles, para evocar una experiencia profundamente espiritual.
Fe, identidad y controversia
Sorcinelli es un hombre abiertamente homosexual que profesa la fe católica con convicción. Esta dualidad generó controversia dentro de los sectores más conservadores de la Iglesia. Sin embargo, él nunca ha ocultado su identidad ni su fe, y ha defendido una Iglesia abierta e inclusiva. En varias entrevistas ha afirmado:
“La Iglesia debe ser acogedora, no debe rehuir nada y debe estar abierta a todos los aspectos de nuestra sociedad”.
Esta postura ha sido, de algún modo, respaldada por el propio Papa Francisco, quien durante su pontificado abogó por una Iglesia más tolerante y compasiva con todas las personas, sin importar su orientación sexual.
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