En las últimas semanas, el precio del huevo ha registrado un aumento considerable en góndolas y mostradores. Según fuentes del sector, se trata de un fenómeno estacional que se repite cada año entre febrero y abril, especialmente en la previa a Semana Santa. La suba, aseguran, es habitual y responde a una combinación de menor producción por las altas temperaturas y un pico de demanda típico del período.
Desde fines de 2024, los precios se incrementaron un 31,58%. El valor del maple de 30 huevos al productor pasó de $3800 a $5000, según datos de la industria avícola. En el caso del consumidor, el Indec relevó que el precio de la docena subió de $3114,32 en noviembre a $3229,38 en febrero, lo que representa un alza del 3,69%. Sin embargo, en marzo, algunas cadenas de supermercados ya venden la docena a entre $3700 y $4900, dependiendo de la marca, lo que implica un incremento de al menos un 15% respecto al mes anterior.
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Javier Prida, presidente ejecutivo de la Cámara Argentina de Productores Avícolas (Capia), explicó que la suba obedece tanto a razones estacionales como al necesario reacomodamiento de precios, luego de un 2024 en el que los costos productivos se dispararon muy por encima del precio de venta. Afirmó que el mercado se está regularizando y descartó que el aumento tenga relación con factores externos, como la influenza aviar o la situación del sector en Estados Unidos.

“El año pasado tuvimos una inflación del 117,8%, pero el sector avícola solo logró recomponer menos del 60% de sus valores. Nos quedó la mitad sin ajustar. Además, el calor afectó la producción: las gallinas pusieron menos huevos y de menor calidad, lo que llevó a un reacomodamiento de precios que ya se está corrigiendo”, sostuvo Prida.
Actualmente, el maple de 30 huevos ronda los $5000 para el productor, aunque desde la industria consideran que el valor debería alcanzar los $5300 para lograr una estabilización del mercado, lo que implicaría un ajuste adicional del 6%.
La menor producción responde principalmente al impacto del calor en los primeros meses del año, que afecta el rendimiento de las gallinas y reduce la oferta. También influye el recambio de lotes, un proceso habitual en este período.
“No tiene que ver con lo que pasa en Estados Unidos ni con la gripe aviar. Es un comportamiento estacional que se repite todos los años, desde fines de febrero hasta comienzos de abril, antes de Pascuas”, aclaró Prida.