Una madre de 29 años de ead fue arrestada en Seattle, Estados Unidos, tras admitir haber golpeado brutalmente a su hijo de 14 años de edad, provocándole la muerte. Según declaró, su enojo se desató porque el adolescente «no había terminado sus tareas«.
La mujer llamó al 911 el jueves pasado, alrededor de las 14:15, informando que su hijo estaba «en el piso y no respondía». Al llegar al lugar, la policía encontró al joven sin signos vitales y, tras interrogar a la madre, esta confesó el atroz crimen: “Lo estaba azotando con un alargue y fui demasiado lejos”, señaló un oficial en su informe, citado por Komo News.
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Detalles del brutal ataque
La acusada relató que, al ver que su hijo no había completado sus tareas escolares, lo obligó a quitarse la ropa y comenzó a golpearlo con un cable alargador. Durante la agresión, empujó al adolescente contra la pared, provocándole un fuerte golpe en la cabeza. El joven cayó al suelo, pero la violencia no cesó.
Según el informe policial, la madre continuó golpeándolo mientras yacía en el piso, le ordenó que se levantara y lo pateó repetidamente durante una hora. Solo llamó a emergencias cuando notó que su hijo ya no reaccionaba.
«Este asalto duró una hora completa. El niño fue golpeado con alargues, sufrió un golpe en la cabeza que lo dejó inconsciente y, aun así, la madre continuó agrediéndolo. No llamó a los servicios de emergencia hasta que fue demasiado tarde», declaró Christopher Anderson, de la Oficina del Fiscal del Condado de King.

Rechazo del tribunal a la solicitud de liberación
La madre se negó a presentarse ante el tribunal para la audiencia de fianza celebrada el viernes por la tarde. Su defensora pública, Zelena Jones, solicitó su liberación argumentando que la acusada está atravesando un profundo dolor por la pérdida de su hijo: “Sé de la gravedad de estos hechos, pero también es una madre que ha perdido a su hijo y está sufriendo un trauma importante. Incarcelarla solo añadiría más trauma”, expresó Jones.
Sin embargo, el juez rechazó la solicitud y fijó una fianza de 3 millones de dólares, alineándose con la postura de la fiscalía que considera el crimen como un acto de extrema violencia.
El caso ha conmocionado a la comunidad de Seattle, desatando un debate sobre la violencia intrafamiliar y el impacto psicológico en los menores. La investigación sigue en curso mientras la acusada enfrenta cargos por homicidio.