El presidente Javier Milei y el ministro de Economía, Luis Caputo, recibieron desde el mediodía al presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Ilan Goldfajn, en la Casa Rosada. Se trata de la primera reunión del equipo económico tras la derrota electoral en la provincia de Buenos Aires.
El BID es uno de los organismos internacionales que respaldó el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional en abril pasado y comprometió desembolsos hacia Argentina por unos USD 3.000 millones este año y USD 10.000 millones hasta 2028. A fines de agosto, un grupo de enviados del banco ya había mantenido reuniones con el secretario de Finanzas, Pablo Quirno.
A mitad de año, el BID aprobó un plan de financiamiento de tres años para Argentina por un total de USD 10.000 millones, de los cuales USD 3.000 millones se desembolsarán a lo largo de 2025. Si bien el organismo apoyó de manera general el plan económico del Gobierno, alertó sobre la fragilidad de las reservas y la falta de consenso político para aprobar reformas en el Congreso.
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En ese sentido, un comunicado del BID informó que su directorio aprobó “una hoja de ruta elaborada junto con el Gobierno argentino para apoyar al país en la consolidación de su transformación y fortalecer un modelo de desarrollo sostenible y resiliente”.
El destino de los fondos fue dividido en tres pilares: reformas fiscales y mejora de la administración tributaria; medidas para “liberalizar la economía y desbloquear la inversión privada”; y programas destinados a acelerar la reducción de la pobreza.
A pesar de estas iniciativas, el BID advirtió que persisten dificultades estructurales: la tasa de indigencia se mantiene elevada, con un pico del 18,1 %, y “más de la mitad de los niños entre 0 y 14 años se encuentran en situación de pobreza”. También señaló una tasa de informalidad laboral del 36,1 %.
Sobre política macroeconómica, el organismo indicó que “la estabilidad macroeconómica es uno de los objetivos primordiales de los próximos años para el Gobierno”, que busca mantener el equilibrio fiscal. Los grandes desafíos del país, según el BID, son la estabilidad económica, la equidad social y el impulso al sector privado.
El organismo multilateral adelantó que apoyará “los esfuerzos del Gobierno argentino para contribuir a la sostenibilidad fiscal y mejorar la eficiencia general del sistema tributario”, con especial énfasis en reducir la dependencia de “impuestos que distorsionan la actividad económica” y eliminar exenciones y deducciones que limitan la capacidad recaudadora.

El BID identificó riesgos relevantes para la economía argentina de origen fiscal, externo y político. Entre ellos, alertó sobre la fragilidad de la posición de liquidez externa —la falta de reservas en el Banco Central— y la carencia de mayorías legislativas, lo que podría retrasar la aprobación de reformas clave. Además, advirtió sobre la posibilidad de “fatiga social ante medidas de ajuste” y sobre la vulnerabilidad frente a shocks externos que afecten los términos de intercambio o las condiciones financieras internacionales, factores que podrían repercutir en los costos operativos y en el espacio fiscal.
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Con Información de infobae.com-




