El alza imparable en los precios y los sueldos de profesionales estancados, ha conllevado a que una persona sin estudios y que realice cualquier oficio tenga las mismas ganancias o hasta más que un profesional universitario con maestrías, doctorado y 25 años de servicios en el sector público.
“El gobierno ha barrido con el salario de los trabajadores, manteniendo por cuatro años una hiperinflación, sin aplicar un programa económico que le permita a los trabajadores recobrar su poder adquisitivo. El Banco Mundial establece que un trabajador está en pobreza extrema cuando gana 1.9 dólares diarios. En Venezuela el salario promedio del sector público oscila entre tres y cuatro dólares al mes”, expresó León Arismendi, director del Observatorio de Conflictividad Laboral y Gestión Sindical del Instituto de Altos Estudios Sindicales (Inaesin), entrevistado por el diario La Prensa.
Blanca Terán, presidenta de la Asociación de Profesores de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador (UPEL) en Lara, indicó que el sector universitario ha sido uno de los más golpeados en el último lustro. De acuerdo a las tablas salariales del gremio, en 2017 un profesor titular, con maestría o especialización, percibía 382.443 bolívares al mes, que según la tasa del Banco Central de Venezuela (BCV), equivalía a 529 dólares. Con indignación ahora señala que las tablas salariales de marzo reflejan que el salario de un titular es seis millones 904 mil 218 bolívares mensual, es decir, 2,7 dólares. Con ese monto no se pueden comprar ni un kilo de queso, que en el mercado ya supera los ocho millones de bolívares.
En las tablas salariales de marzo de este gremio, un obrero universitario grado siete (Más de 20 años de servicio), percibe solamente 50 centavos de dólar menos que un docente instructor que se acaba de graduar. “Por eso muchos docentes prefieren dedicarse a ser buhoneros, a vender tortas o helados en sus casas que a dar clases. El gremio está afectado por la crisis humanitaria compleja, quienes no tiene un hijo o familiar en el exterior que los ayude económicamente, están muriendo por la crisis humanitaria compleja”, precisó Terán, quien en dos años (2019 y 2020) contabilizó 60 docentes de la UPEL fallecidos por no tener dinero para acceder a su tratamiento médico.
La Prensa.-
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