Texto, fotos y videos: Carlos Iván Suárez.- Un grupo de personas de la tercera edad se fueron a primera hora de este lunes hasta la embajada venezolana en Argentina para protestar y clamar por un vuelo de repatriación.
Daisy Aponte cuenta que están sin estabilidad en cuanto a la salud mental, “mi esposo está sumamente deprimido y en tratamiento psiquitátrico”, contó la señora de 65 años de edad, quien también manifestó sentirse mal.
Ellos vinieron a Argentina en el año 2019 a conocer a su nieta que recién había nacido pero los tomó por sorpresa la pandemia y quedaron varados. Su situación se complica porque no están trabajando, tienen dos hijos en Buenos Aires, ambos profesionales universitarios pero cómo aún no han convalidado, ejercen cualquier oficio.
“En pandemia quedaron sin trabajo y los pocos ahorros que tenían para el pasaje de regreso, se los gastaron para poder sobrevivir”, explicó Aponte, quien anhela retornar a su Barquisimeto natal. “Allá es distinto, uno conoce a su gente y todo bien”.

Josefina Solano se derrama en lágrimas al recordar cómo su nieta de seis años de edad, la llama y le dice la falta que le hace. María Peña también quiere volver, extraña a su Caracas, “tengo 61 años de edad y aquí no consigo trabajo”.

Estas son sólo algunas de las historias de las más de 400 personas que claman por el vuelo de repatriación, la mayoría de ellos son de la tercera edad y que no cuentan con los recursos económicos suficientes para pagar un boleto de regreso.

Arrecostado sobre una pared, estaba Jesús Oliveros, quien también se unió a la protesta, su situación no es distinta, “nos ayudan unos argentinos y vamos a buscar comida en una iglesia que les lleva la ONU y así es que nos alimentamos”, confesó el señor, quien vino a visitar a sus hijos y a la pandemia no sólo lo dejó en un país ajeno al suyo sino que les arrebató el trabajo a sus retoños.
La embajadora los recibió
Estas personas llegaron a primera hora del día a la embajada, liderados por Johan Cheverría. Al verlos ahí, la embajadora, Stella Lugo, bajó y los atendió. Les explicó que está haciendo las gestiones necesarias y que sólo esperan por respuesta de la cancillería, “incluso nos permitió grabarla y tomarle fotos para ejercer más presión”, explicó el líder.
También contó que el domingo aspiraban pernoctar en la embajada pero la policía los corrió bajo la orden de una funcionaria, de quien no supieron el nombre, “ella no se dejó ni grabar y nosotros sólo lo hacemos por archivar la lucha que tenemos”.
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