En contra de todas las normativas internacionales que resaltan la importancia y obligación de que haya prioridad para el personal de salud en ser vacunado contra el coronavirus, los diputados de la Asamblea Nacional impuesta por Nicolás Maduro, se vacunaron sin importarles nada.
Con caras poco o nada ruborizadas, los diputados chavistas fueron los primeros en vacunarse con las dosis de la rusa Sputnik V y celebraron la vacunación en las redes sociales, causando indignación entre los venezolanos.
El primer lote de 100.000 dosis del fármaco ruso, que solo alcanza para inmunizar a 50.000 personas con sus dos aplicaciones, llegó la semana pasada y comenzó a distribuirse hace tres días. Esta cantidad no llega a cubrir ni siquiera el 10% del personal sanitario y representa solo el 0,5% de la población total, según la Federación Médica Venezolana.
En la distribución de las pocas vacunas disponibles, el privilegio de pertenecer a la nomenclatura chavista primó por sobre las normas de los organismos internacionales de salud, que prioriza a los adultos mayores, personal sanitario y pacientes de alto riesgo.
Al menos tres diputados «opositores» informaron a través de las redes sociales que les habían inoculado una dosis del fármaco ruso, cuyo primer lote con 100.000 aplicaciones arribó al país a mediados de mes y alcanzará para proteger a menos del 0,5% de la población.
Los legisladores Alfonso Campos, Anyelith Tamayo y Rubén Limas anunciaron que ya habían sido vacunados, pero la lista de diputados inmunizados es más larga e incluye, hasta este martes, al menos a una decena, según fuentes legislativas consultadas por Efe.
Este esquema de vacunación incluirá a los familiares directos de Nicolás Maduro, pues tanto su esposa, Cilia Flores, como su hijo, Nicolás Maduro Guerra, tienen un escaño en la Cámara
Maduro explicó la semana pasada que luego de toda la vacunación a los sanitarios sería inmunizado el personal «social» que está «protegiendo» a la gente en las calles, los cuerpos de seguridad y las altas autoridades del Gobierno, incluyendo a los diputados del Parlamento.
De esta manera, varios dirigentes del chavismo también se beneficiarán de este tratamiento preferencial, entre ellos Diosdado Cabello, quien padeció la enfermedad en 2020.
La oposición considera que el chavismo está politizando la vacunación contra la covid-19 por haber puesto como prioridad a los diputados, alcaldes, gobernadores y demás autoridades de Gobierno.
Manifestó también su desacuerdo con que el Gobierno permita un mercado privado de vacunas porque, según dijo la opositora María Mulino, «se traducirá en ventas en dólares y solo el 5% de la población venezolana podrá pagar», pues el salario promedio del venezolano es de menos de un dólar mensual.
El 99,5 % restante de la población venezolana ha quedado desprotegida ante el coronavirus sin tener certeza de cuándo va a recibir la vacuna. Solo una minoría de 0,5% de chavistas ha tenido el privilegio de vacunarse por lo que la aplastante mayoría ha expresado su indignación por las redes sociales.
Vacuna por votos
No es el primera vez que la vacuna se mete en los corredores de la poco transparente gestión chavista. De cara a las elecciones para gobernadores y alcaldes de mitad de año, la consigna electoral del oficialismo parece ser “vacunas por votos”, con el propio presidente anunciando por radio a principios de febrero que las primeras 100 mil dosis irían en parte a los militantes del Movimiento Somos Venezuela.

El partido Movimiento Somos Venezuela (MVS), de tendencia socialista y antiimperialista, lo creó Maduro en junio del 2017 y lo legalizó ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) en enero del 2018.
La discriminación política de la inmunización, anunciada por Maduro, anticipa que la utilizarán para conseguir “votos por la vacuna”, de cara a las elecciones regionales de gobernadores y alcaldes previstas para mediados del año para favorecer tal vez a su hijo Nicolasito, quien es candidato para gobernador de Vargas (el litoral de Caracas).
La estrategia no es nueva. Este mismo mecanismo coercitivo de “el que no vota no come” lo aplicó el chavismo en las elecciones legislativas del 6 de diciembre pasado.
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