Carlos Iván Suárez.- Las horas pasan y el paradero de Irineo Humberto Garzón Prado, El Monstruo de Once, es incierto. Se desconoce su paradero. Rumores van y vienen, algunos dicen que lo han visto en casa de la hermana, otros que vive en las adyacencias del local donde habría cometido el abuso sexual, lo cierto es que el temor se apodera de Milagros y su familia.
La joven teme porque escape de la justicia terrenal, aunque su fe en Dios está intacta, no duda ni por un segundo en aferrarse a él como su máximo protector espiritual. “Nos preocupa que así como engañó con su residencia también pueda engañar a la jueza. Ella debe constatar dónde está él”, afirmó en un contacto EXCLUSIVO CON ES RE VIRAL.
Milagros confirmó que ha leído todos y cada uno de los mensajes que le han dejado en las redes sociales, agradece el apoyo y tanto ella como su madre Thays Campos, piden no decaer y seguir presionando, “esperamos que el lunes la jueza se ponga la mano en el corazón; y como mujer, si es madre, hermana y como ser humano, dicte la privativa de libertad para ese hombre que le hizo algo tan aberrante a mi hija”, hace justamente una semana.
“Anhelo estar con mi abuela quien aún sigue en Venezuela”, comentó en medio de la conversa, “quisiera que esté conmigo porque sería un gran apoyo para mí en estos momentos”, afirmó la chica, quien tiene gran confianza con su abuela y tanto ella como su mamá, son sus mejores amigas, desde que vivían en El Tigre, estado Anzoátegui.
El día del terror
Sí, una semana ya, desde que vivió aquel horror: aquellos minutos de pánico y terror. A la 01:52p.m, iniciaba la película más terrible de su corta vida, en la que le avisaba a su mamá que se quería ir, que estaba muy asustada. Tres minutos después le confirmó a la mamá que el hombre “cerró” la puerta.

Para el Momento, El Monstruo de Once, ya le había dado el vaso con agua y una sustancia, se cree que psicotrópica, con la cual la habría drogado. “Mis manos se empezaron a dormir, me mareé rápidamente, le escribí a mi mamá y le marqué al último número que tenía marcado, que por suerte era el de mi hermana, ella me contestó pero ya yo no tenía fuerzas”, explicó en una entrevista el pasado lunes, dos días después del hecho.

Thays seguía en el hospital con el esposo, a quien le hacían unos Rayos X y no quería comentarle nada de lo que había ocurrido por miedo a que se le subiera la tensión arterial. Mientras ella desesperada llamaba al 911, la otra hija en la casa estaba preocupada, la llamaba, le escribía pero Milagros no contestaba. Eran los minutos de mayor temor, en el que El Aberrado Garzón, podría estar cometiendo el abuso sexual.
Minutos después la policía es la primera en llegar. Toca en reiteradas oportunidades y nadie contesta. Thays llegó después y exige que insistan, es el momento cuando él dice: “Ya va”. Pasaron 20 minutos, el reloj pasaba las 3 de la tarde y es cuando los funcionarios de la policía de la ciudad deciden forzar la puerta.
Al entrar estaba el sujeto a quien de inmediato esposan. Unas féminas se encargan de revisar y llegan hasta el lugar donde estaba Milagros: tirada en un sillón, con el pantalón húmedo en su parte íntima, la parte baja de la ropa interior mal puesto y el sostén (corpiño) de medio lado. Sobre ella una remera (franela) de color blanco y puesta al revés, era de un hombre y se presume que haya sido del violador.
La sacaron del local en una silla de ruedas, ella había reaccionado porque la policía le pedía que no se durmiera pero había perdido el conocimiento, sin embargo, es el momento en que le pide perdón a su mamá y queda registrado en un video que grabó su hermana Linda. “Por la boca botaba una espuma verde”, narró Linda al día siguiente a ES RE VIRAL. La trasladaron al Hospital Ramos Mejía en una ambulancia del SAME.
Los exámenes ginecológicos fueron hechos de inmediatos, cuyos resultaron confirmaron que hubo un abuso sexual, además de otras agresiones que sufrió la jovencita.

Una semana de sufrimiento y miedo
El lunes fue su primera y única entrevista en cámara. Milagros estaba acostada y quiso hablar. Quiso decir lo que le pasó, “porque hay muchas otras que sufren en silencio y deben hablar”.
Pero en medio de la entrevista con quien suscribe, la llamaron del juzgado para preguntarle si estaba de acuerdo con que liberaran por no tener antecedentes penales y ser un derecho que le atribuían las leyes argentinas, a lo que ambas se negaron por haber pruebas suficientes.
Finalmente, la noche de ese lunes le dieron la libertad a El Monstruo Once, y desde entonces, comenzó un calvarios, porque Milagro está temerosa, ya que el sujeto sabe todos sus datos.
Estaba sin custodia policial, sin botón antipánico, a la deriva de ese hombre pero la presión mediática ha logrado que se cambie el calificativo del delito y pasó de abuso sexual leve a agravado con lo cual pudiera tener una condena de hasta 20 años, de ser hallado culpable.
Es por eso que este sábado, la comunidad venezolana en Argentina, irá hasta los tribunales de Buenos Aires, junto a otras comunidades extranjeras y los argentinos propios a exigir justicia y que la jueza Karina Zucconi revierta su decisión de la libertad condicional y emita la orden de captura para El Monstruo de Once.

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