Alberto Fernández logró finalmente una de sus mayores ambiciones desde que se instaló como presidente en Balcarce 50: su designación al frente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), lo que sugiere su primera victoria de peso en el terreno de la diplomacia.
“La CELAC no nació para oponerse a alguien, CELAC no nación para enfrentarse con algunas de las instituciones existentes, CELAC no nació para inmiscuirse en la vida política y económica de ningún país”, dijo el mandatario y descartó así su intención de competir con la OEA como foro regional.
La CELAC, concebida por el venezolano Hugo Chávez en 2011 con el objetivo de criticar la política de injerencia de Estados Unidos en los asuntos internos de los países de la región, es el vehículo que tanto Nicaragua, como Cuba y Venezuela, cuestionados por el gobierno de Joseph Biden y sus aliados por las violaciones a los derechos humanos y la falta de apego a la democracia, utilizan como defensa ante la comunidad internacional.
“Para nuestro país haber recibido unánimemente la confianza, es realmente un compromiso y así lo queremos plantear, como un compromiso de trabajo colectivo”, enfatizó el canciller Cafiero esta mañana al presentaron los 15 ejes de acción que propone discutir la Argentina.

Ellos son la recuperación económica post COVID; estrategia sanitaria regional; cooperación espacial; ciencia, tecnología e innovación para la inclusión social; gestión integral de desastres; educación; fortalecimiento institucional y agenda CELAC contra la corrupción; seguridad alimentaria; diálogo con socios extrarregionales; integración de infraestructura latinoamericana y caribeña; cooperación ambiental; desarrollo y perfeccionamiento de la operatividad de la CELAC; mejora de la situación y condición de las mujeres en los países miembros; transformación digital y cooperación; y cultura.
Argentina fue escogida para ejercer la presidencia de la CELAC
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