En una misa cantada y con cientos de personas presentes, la Divina Pastora bendijo a su rebaño en la parroquia Caacupé de Buenos Aires, donde el padre Eusebio Hernández ofició la misa.
Vestida de vinotinto con un crucifijo bordado a mano en su capa y con su corona hecha de plata, la virgen recibió a sus fieles creyentes y los despidió hasta el domingo 19 cuando saldrá en procesión de 5,8 kilómetros hasta la Catedral de Buenos Aires, a donde llegará por primera vez.
