Quienes pasan caminando por la calle Ecuador se detienen a la altura del 1022 y levantan la cabeza.
Sus ojos buscan el séptimo piso y lo encuentran rápidamente porque las huellas del drama son contundentes: todo ese nivel y parte del octavo se encuentran ennegrecidos, producto del humo y las llamas.
Ayer a la mañana, el movimiento en el edificio era intenso. Gasistas, electricistas, arquitectos, personal del seguro y vecinos entraban y salían permanentemente. Los distintos profesionales realizaban pruebas para tratar de restablecer los servicios que les permitan a los residentes regresar a sus hogares, pero esto llevaría un tiempo más largo del esperado, ya que se realizan controles de seguridad en las líneas de gas y de electricidad.
Carlos Quiroga, de 71 años, es el encargado del edificio desde 1984.
Cuando se desató el incendio, cerca de las 5.45 del jueves, estaba en el piso 14 con su familia.
Empezó a entrar humo por debajo de la puerta, entendió lo que sucedía y se refugió en un rincón de la terraza. Los Bomberos de la Ciudad lo encontraron con hipotermia una hora y media después.
“El séptimo y el octavo piso están destruidos. Del séptimo para arriba hay suciedad y destrucción total. Ahora se están haciendo las pruebas de luz y gas unidad por unidad. Cada vecino puede entrar a sacar cosas personales acompañado por Defensa Civil y de acuerdo con un cronograma.
El edificio no va a ser habitado quién sabe por cuánto tiempo, porque está el seguro de por medio, que tiene que hacer más peritajes.
Es un desastre, es un desconsuelo y hay para rato; uno, dos o tres meses. Estoy muy conmocionado”, contó Quiroga a la nacion, y agregó que la mayoría de los vecinos está viviendo en un hotel provisto por el gobierno porteño.
Tal como señaló el encargado, algunos de ellos aparecieron ayer cada media hora para ingresar a sus hogares custodiados por Defensa Civil y salían con bolsas con pertenencias como alimentos, ropa y cuadernos.
Fuentes de la Policía de la Ciudad confirmaron que la entrada es segura, ya que “en las unidades no siniestradas, la Guardia de Auxilio dijo que no hay peligro de derrumbe, pero Edenor y Metrogas tienen que dar el visto bueno para restablecer los servicios”.
Germán Vairo, el electricista que está inspeccionando los departamentos, menos los del séptimo y octavo piso, comentó a la nacion: “Estamos chequeando unidad por unidad la puesta a tierra de los tomacorrientes, los disyuntores y las cosas esenciales que tiene que tener una instalación eléctrica y que la mayoría de los departamentos de este edificio y de otros a los que voy no tienen.
Muchas instalaciones no están acorde al consumo. Los caloventores, por ejemplo, tienen un consumo de 2000 watts, 10 amperios de consumo, que equivalen a tener dos aires acondicionados prendidos a la vez.
Estos se conectan a un tomacorriente con un cable finito y es una bomba de tiempo. Incluso encontramos que en algunas unidades estos caloventores están enchufados a una zapatilla, que es para conectar cosas que consumen poco, como cargadores de celular o televisores.
Una zapatilla que se enchufa a un toma es igual a conectar cuatro cosas. Si esas cuatro cosas consumen mucho, revienta la zapatilla, revienta la instalación o se prende fuego todo.
Si esto sirve para algo, es para que la gente escuche y prevenga. Es muy triste. Vamos a tener que trabajar mucho tiempo adecuando todo lo que pide Edenor para restablecer el servicio”, sostuvo.
Miguel Groisman, administrador del edificio, dijo que ya se determinó que hasta el quinto piso no hubo afectaciones, pero que las cocinas de todo el complejo de viviendas son muy antiguas y no cuentan con todos los elementos de seguridad necesarios.
“Se está revisando la estructura del edificio y ya están trabajando el gasista y el electricista. Esperamos que en breve los vecinos puedan volver, pero no van a ser ni un día ni dos”, admitió.
Una fuente que solicitó que su identidad fuera resguardada recordó que el año pasado ya se habían advertido problemas en algunos de los tomacorrientes del edificio, pero que no fueron reparados.
Los trámitesDesde Edenor comentaron que, en casos como este, generalmente son los bomberos quienes intervienen en primer lugar y, como están capacitados para cortar la energía dada la urgencia con la que deben actuar, lo suelen hacer directamente.
Luego, la empresa envía una nota a la administración del edificio para que los propietarios de cada unidad certifiquen con un electricista matriculado que la instalación está en condiciones de recuperar el servicio.
“Una vez que recibimos esas certificaciones, se restablece el servicio casi inmediatamente. En este caso, entregamos la nota el viernes y todavía nadie solicitó el restablecimiento”, explicaron.
Según el primer peritaje realizado por la Oficina Investigación de Incendios y Explosiones del Cuerpo de Bomberos de la Ciudad, el incendio se habría iniciado en el living del piso séptimo como consecuencia de la sobrecarga de baterías de litio de dos monopatines eléctricos.
“La causa del incendio está relacionada con la súbita reacción térmica de baterías de litio pertenecientes a un monopatín eléctrico, inducida presuntamente por una sobrecarga o descargas excesivas, golpes en celdas o bien, exposición a fuentes de calor, cuyo potencial térmico se transmitiera a los elementos con capacidad de arder, dando lugar a lo ocurrido”, se detalla.
Respecto de la instalación de gas, voceros de Metrogas comentaron que el fin de semana se realizaron las pruebas para determinar si se puede restablecer el servicio en el edificio.
“Se chequeó la prolongación y, como había una pérdida, el servicio quedó cortado por razones de seguridad.
A ello se suma que ya se había clausurado la sala de medidores por no estar adecuada a la reglamentación vigente. Este corte afecta a todos los departamentos.
El consorcio debe contratar a un gasista matriculado que solucione y ponga en regla ambas cosas y, una vez realizados estos trabajos, pedir inspección para que vayamos nosotros. Si está todo en regla, se rehabilita el servicio.
En el tiempo entre que les dejamos el formulario con el corte más qué hay que hacer y la finalización de la obra por parte del matriculado, Metrogas no puede hacer nada”, sostuvieron.
Ricardo Gasparini es el gasista matriculado que trabaja en la revisión de cada unidad de Ecuador 1022, en la sala de gas y en las instalaciones del edificio. “Hay que hacer un mantenimiento general tanto en la luz como en el gas.
El inconveniente que hubo acá es porque hay una negligencia en las instalaci
ones eléctricas y eso afectó a las líneas que son las originales del edificio. La gente, a veces, pone artefactos de calefacción en zapatillas que son de origen económico, de una calidad que no son autoextinguibles, sobrecargan las líneas y a veces los cables se prenden fuego. Los artefactos no se pueden enchufar en zapatillas o prolongadores, tienen que ser tomas”, comentó
la nacion.-